Más de 77.000 gallegos defienden su ‘huella’ en Madrid

La actividad cultural es intensa y se sustenta en dos grandes ejes: las organizaciones de profesionales y los centros gallegos. En el primero de los casos se encuentran los empresarios, los médicos, los profesionales del Derecho, y las profesiones liberales.

El colectivo más numeroso y activo es el de la Asociación de Empresarios Gallegos en Madrid (Aegama), con casi doscientos socios que se reúnen al menos una vez al mes para verse y debatir entre ellos. Por aquí han pasado empresarios como Fernando Martín, presidente de Martinsa; Luis Fernández Somoza, presidente de Azkar; José Ramón Quintás, presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros; José Ramón García, socio fundador de Blu-sens; políticos como Manuel Fraga o Alberto Núñez Feijóo, y profesionales como el periodista Alfonso Sobrado Palomares.

Los médicos gallegos en la capital estatal tienen su propia organización, Asomega, que preside el cardiólogo Francisco García, y que aglutina a más de 300 especialistas en Medicina que por distintos motivos ejercen su profesión en Madrid.

Edificios y esculturas se integran en la ciudad

Madrid no sería la misma ciudad sin algunas de las obras realizadas por arquitectos y escultores gallegos. El más conocido es sin duda Antonio Palacios, que construyó algunos de los edificios más representativos de la ciudad, como el Palacio de Correos, que desde el año 2007 Alberto Ruiz Gallardón eligió personalmente como sede del Ayuntamiento. A este gallego, natural de la localidad pontevedresa de O Porriño, también se debe buena parte de las líneas de metro del primer cuarto de siglo, así como el característico acceso a su interior, que ha permanecido prácticamente sin modificaciones en los últimos cien años.

Otras obras de Antonio Palacios son el Círculo de Bellas Artes, el antiguo Hospital de la calle Maudes, la sede central del Banco Central-Hispano y hoy edificio del Instituto Cervantes, así como otras obras menores como edificios comerciales y bloques de viviendas. En la actualidad cuenta con varias calles dedicadas a su memoria en la comunidad autónoma madrileña, una en Alcalá de Henares y otra en Velilla de San Antonio.

Otro arquitecto gallego es Alejandro de la Sota con una obra más reciente y casi toda civil, como los Talleres Aeronáuticos Tabsa, construidos en 1957, el Colegio Mayor César Carlos, la Residencia de Verano Infantil de Miraflores de la Sierra, el edificio de Central Lechera (Clesa) y el Centro de Cálculo de la Caja Postal. Se le recuerda con una calle que lleva su nombre en la localidad de Boadilla del Monte. Una de las últimas esculturas que adornan las plazas madrileñas se encuentra en la Plaza de La Remonta, en el barrio de Tetuán donde el escultor pontevedrés Manuel Rial erigió el pasado mes de octubre ‘Una ilusión del mar’. Se trata de una escultura en granito procedente de las canteras lucenses de Parga, en la que el artista eligió una sirena para traer un poco del mar a una ciudad del interior como es Madrid explica el escultor.

Los escritores

A veces no son los arquitectos los protagonistas, sino los escritores. Así, Madrid dedicó una céntrica plaza a la escritora Emilia Pardo Bazán, en la que además se erigió una escultura en su memoria sufragada por mujeres españolas y argentinas y que fue inaugurada en 1926. También Rosalía de Castro está muy presente en el callejero madrileño, con una vía dedicada a su persona, aunque no tiene ningún monumento en la capital sí lo tiene en siete ciudades gallegas, así como en Oporto y en las argentinas de Buenos Aires y Rosario, y en la capital de Uruguay, Montevideo. También Valle Inclán cuenta con una estatua en la capital.