Las dificultades con el idioma, el desconocimiento de la legalidad vigente, los perjuicios sociales o el propio miedo a reclamar, convierten a los inmigrantes en un colectivo especialmente vulnerable a la hora de hacer valer sus derechos como consumidores de bienes o servicios. Para intentar paliar estas realidad, ayer se desarrollaba en Ribadavia un foro sobre consumo destinado especialmente a ellos.

La iniciativa, organizada conjuntamente el Instituto Galego de Consumo y la Secretaría Xeral de Emigración, tuvo una excelente respuesta y ayer el salón del Centro Comalcal de O Ribeiro se quedó pequeño para albergar a un público que interesado todas las ponencias, pero especialmente las referidas a la contratación de servicios telefónicos o productos bancarios.

Ambas cuestiones son las que más dudas generan -no solo en los inmigrantes sino también en los autóctonos, tal y como quedó ayer patente- pero a las cuestiones más comunes como fueron el cobro de comisiones por el mantenimiento de la tarjeta de crédito, o por ingresar o sacar dinero de la cuenta bancaria, en el caso de los inmigrantes se suma también la operación del envío de remesas de dinero a sus países de origen para ayudar a sus familias.

Los asistentes recibieron también folletos específicos sobre lo que debe fijar el etiquetado de predas textiles o de videojuegos, seguridad de los juguetes o qué tener en cuenta cuando tenemos que contratar alguna reparación en el hogar.