El fenómeno mundial migratorio puede convertirse en condición favorable para la comprensión entre los pueblos y para la construcción de la paz y del desarrollo que interese a cada nación.
Lo ha dicho el Papa Benedicto XVI en el discurso a los participantes al Congreso del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes sobre este tema.
La inmigración invita a iluminar la unidad de la familia humana, el valor de la acogida, de la hospitalidad y del amor para el prójimo. Para ser acogedores los cristianos deberán saber ser disponibles a la escucha de la Palabra de Dios, que llama a imitar a Cristo y a permanecer unidos a Él. Sólo en tal modo se convierten en disponibles para el prójimo y no ceden nunca a la tentación del desprecio y del rechazo a quien es distinto. La acogida invita a repensar críticamente el actual modelo de sociedad basado sólo sobre los valores materiales.