El salón de plenos de la Diputación ourensana se llenó ayer de nostalgia, la que movió a 44 emigrantes ourensanos en Buenos Aires a volver en busca de sus raíces. El viaje, organizado por la Casa de Ourense de la capital argentina, comenzó el miércoles y durante los próximos días se sucederán los encuentros de los visitantes con los familiares que aún les quedan en la provincia.

Osvaldo Miguélez, llevaba, por ejemplo, 25 años sin pisar Ourense. Nacido en Ribadavia, comentaba ayer emocionado que gracias a este viaje pudo reencontrarse con sus primos y sus tíos. La provincia, al igual que su acento, ha cambiado mucho en este tiempo. Él habla como un argentino más y Ourense, «está totalmente renovado, muy bonito, muy lindo», decía ayer.

Y es que se dice que un gallego nunca olvida sus raíces, aunque el contacto con ellas fuese realmente escaso. En esa situación se halla una de las personas de mayor edad en la comitiva llegada de Argentina. Con 86 años una mujer llamó la atención del presidente de la Diputación, José Luis Baltar, para contarle que se había marchado a los cinco y desde entonces no había vuelto. «Tengo el corazón aquí», le explicó a Baltar.

Estos son solo dos ejemplos, pero cada uno de los emigrantes que visitan durante estos días la provincia tienen emotivas historias que contar. Algunos de los miembros del grupo, sin embargo, nunca habían vivido en Ourense. Ángel González, de padres gallegos, es el pequeño de sus hermanos y nació ya en Argentina pero ello no le impide sentir una emoción especial al volver a la tierra de la que salieron sus progenitores.

Tras su visita a la Diputación los emigrantes continuarán visitando diversos puntos de la provincia y en cada uno de ellos habrá emotivas imágenes como las vividas ayer.