Hablar de Costa Gavras es hablar de cine con mayúsculas. El realizador griego, afincado en Francia, visitó ayer Valencia para presentar su último filme, 'Edén al Oeste' (que se estrena este mes), en la sección oficial de la Mostra. A sus 76 años hace gala de una vitalidad increíble y un incansable interés por seguir planteando preguntas con sus largometrajes. Títulos como 'Desaparecido', 'La confesión' o 'Amen' avalan su carrera.
-Elías, el protagonista de 'Edén al Oeste', tiene como sueño llegar a París. ¿Sigue siendo la Francia de Sarkozy tolerante y generosa con los inmigrantes?
-París es la ciudad de la luz, hay mucho de mito porque durante años ha sido lugar de encuentro de culturas. He homenajeado eso en mi nuevo filme. Hoy en día la situación ha cambiado, se realizan menos cosas y lo que se hace apenas tiene repercusión en los medios, como si no quisiese que se conociera.
-La crisis en todo el mundo ha provocado que la tragedia de los inmigrantes sea mayor, ¿no?
-Desde luego, lo que ocurre es que el problema de la inmigración es global, sacude a todos los países y habría que tomar soluciones entre todos.
-Usted emigró a Francia desde Grecia, ¿hay algo biográfico en la película que compite en la Mostra?
-No es autobiográfica, pero sí muy personal. Cuando yo llegué a París conseguí que mi situación fuese legal, era más sencillo. No tenía miedo a la policía y se me abrieron oportunidades. Hoy es más complicado porque esas facilidades se acabaron.
-Obama ha sido nombrado Nobel de la Paz. ¿Confía en sus posibilidades o cree que se han puesto demasiadas esperanzas en él?
-Él quería hacer grandes cosas y tenía esperanzas pero me temo que se ha encontrado con la realidad. Tenía intención de nacionalizar la banca y ha contado con la oposición de empresarios. Está por ver qué conseguirá.
-¿Volvería a rodar en Hollywood?
-Ha cambiado mucho. El responsable de los estudios Universal me decía hace poco que hoy en día sería imposible rodar 'Desaparecido'. El mismo está detrás de títulos como 'La momia'. Eso es lo que se está produciendo en el Hollywood actual.
-¿Se ha alejado el cine de la crítica política?
-No, todas las películas son políticas. Política no es sólo ir a votar cada cinco o cuatro años, lo que hacemos cada día también lo es. Hasta en filmes como 'Transformers', que vuelve locos a los jóvenes, hay política.
-Sorprende en 'Edén al Oeste' el uso del humor y los homenajes a Chaplin. ¿Se trata de desdramatizar la tragedia?
-El drama es su vida pero los inmigrantes no aportan dramas. Esa es la diferencia, por ello en este filme se mezclan los géneros. He tratado de ceñirme a la realidad lo máximo posible. La sombra de Chaplin es alargada, empezando porque el protagonista de la película apenas habla, pero es que reviso algunas películas como 'Tiempos modernos' y las encuentro de rabiosa actualidad.
-Hace 40 años presentó 'Z'. Hoy 'Edén al Oeste'. ¿Qué cambios encuentra en el mundo?
-Bueno, se acabaron las dictaduras y llegaron las dictablandas, que no son mucho mejores. Creíamos que con la caída del comunismo el mundo iba a ser un paraíso y no equivocamos. La situación es peor. Y ahí está el cine para recordar todo lo que ha pasado porque es la memoria del mundo.
-En Grecia, su país de origen, acaban de elegir nuevo gobierno.
-Estoy feliz por ello y tengo esperanzas. Conozco al primer ministro y espero que lleve a cabo todo lo que ha prometido.
-¿Conocía Valencia?
-Sí, estuve hace años. Me he quedado sorprendido del cambio que ha experimentado la ciudad, sobre todo en la zona de la playa. Está muy bella.
-¿Qué le parece el cine español?
-Hace unos días comentaba que el cine francés debería mirar al español. En los últimos años tres películas españolas han ganado un Oscar mientras que de nuestro país sólo una. Lo que yo conozco es interesante, pero creo que necesita más ayuda. La industria del cine sin subvenciones del estado no puede sobrevivir, eso es algo que se hace bien en Francia.
-Usted se ha adherido al manifiesto de cineastas que protestan por la situación de Polanski, ¿no?
-Efectivamente. Ese tema hay que tratarlo con delicadeza. Lo que hizo Polanski es censurable, está mal, sin matices. Pero han pasado muchos años, él ha cambiado, tiene una familia y su vida ha ido por otro camino. Estamos hablando de algo que se cometió hace 30 años. Hubo muchas irregularidades en el juicio, empezando por la elección del juez. De ahí mi protesta, la del ministro Mitterrand y la de otros cineastas.