Los expertos aseguran que España no ha aprendido de toda su experiencia como país emigrante

Al tiempo que comenzaba en el Congreso de los Diputados el debate de la cuarta reforma de la Ley de Extranjería desde el año 2000, decenas de expertos se reunían en la Universidade de A Coruña para discutir sobre el tema de la inmigración en el sexto Congreso de las migraciones en España. La ley, que en este encuentro posee más detractores que defensores, fue tema de conversación tanto en las sesiones y paneles como en los pasillos.

«Estas reformas parecen indicar que aunque España tiene la gran experiencia de la emigración, parece que no ha querido aprender de ella», declaró a La Voz Rafael Alarcón, director del departamento de estudios sociales del Colegio de la Frontera Norte, de Tijuana (México), que pronunció la conferencia inaugural del congreso. Para Alarcón, sería fundamental que España hiciera una reflexión sencilla: «Que le pregunte a sus ciudadanos que emigraron a países latinoamericanos como Argentina o Uruguay, cómo creen que deberían ser tratados los inmigrantes».

Emigración cualificada

Alarcón llamó además la atención sobre un asunto que según él pasa desapercibido: la importancia de la emigración cualificada -inmigrantes con estudios universitarios, idiomas y experiencia laboral- que contribuye al desarrollo de los países receptores y que queda oculta ante la importancia mediática que se le da a otros inmigrantes con perfiles «menos atractivos». «España no tiene una política definida para atraer inmigrantes de este tipo», apuntó, y agregó que «lo importante no es preguntarse ¿cuántos son?, sino ¿quiénes son? los que vienen».

Alarcón y otros expertos participantes en el congreso coincidieron en que el endurecimiento de la entrada en España, así como algunas medidas que van «contra los derechos humanos», según la abogada especialista en derecho de extranjería María Helena Bedoya, contenidas en la reforma de la ley, no son la solución al fenómeno migratorio, que además «no es nuevo; llevamos toda la vida moviéndonos de un lado a otro», dijo Alarcón.

«Deberían establecerse más acuerdos bilaterales, porque la gente que emigra lo que busca es trabajo, no son delincuentes ni terroristas», destacó por su parte Eugenia Anguiano, del Colegio de la Frontera Norte. En la misma línea se pronunció la investigadora Antía Pérez Caramés, que apuesta por «una intensificación de la acción política» y por la cooperación con los países de origen.