(19/05/2022)
19 may 2022 .
La mayor parte de los refugiados ucranianos que llegan a Galicia no ocultan sus ganas de volver a su país y ahora, a punto de cumplirse tres meses desde el inicio de la invasión rusa, pero con la guerra todavía en curso, algunos ya han optado por regresar. Es el caso de Svetlana Timoshchuk y sus dos hijas, Alexandra Tolstova y Tatiana Formanyuk, así como sus cinco nietos, todos procedentes de Yitomir, al oeste de Urania. Las mujeres llegaron con los pequeños a Caldas de Reis el pasado 12 de marzo de la mano de voluntarios que las transportaron en furgonetas. Ahora, acaban de hacer el viaje a la inversa.
Porque tras convivir casi dos meses juntos, el vinculo creado entre las dos familias es ya para toda la vida. «Estuvieron con nosotros en casa mes y medio, luego se acogieron al programa de refugiados de Accem y fueron derivados a un hotel en Vigo, pero mantuvimos el contacto. Fuimos a visitarlos y ellos a nosotros. Ahora, cuando ellas comenzaron a valorar la opción de volver, él dijo que se quería quedar en Galicia», explica María, que añade que «por edad, su situación es más complicada. Está a punto de cumplir 18 por lo que, aunque en su región la cosa esté calmada, podrían llamarlo para unirse al ejército en otro punto». Para poder mantener al menor bajo su tutela, María y su marido fueron a un notario, junto a la madre de Denis, para firmar un poder: «Es un documento mediante el que la madre nos cede la tutela y nosotros nos comprometemos a asumirla y a hacernos cargo de Denis. Pasa de ser acogida a una especie de adopción», señala María.
Así, las mujeres y a los niños partieron el lunes con el grupo de la oenegé que este miércoles los dejó en la estación de tren de Rzeszów, desde donde cogerán un tren a Leópolis, Ucrania. Allí los recogerán sus familiares para ir a Yitomir. Las tropas rusas abandonaron esa región el pasado mes de abril y poco a poco la población trata de recuperar la normalidad. Por ello, Alexandra espera volver a su trabajo en una tienda de alimentación, mientras que Tatiana recuperará el suyo en oficina del ministerio ucraniano. En cuanto a los niños, Zoia, voluntaria de la oenegé, que llegó a A Coruña con el primer viaje de Balrial a Polonia, indica que la decisión de volver se debe también al bienestar de los menores: «Las madres decidieron que sería mejor para sus hijos ir a la escuela en Ucrania. Es su elección. Muchas mujeres quieren volver por sus maridos, y en el caso de la gente más mayor, la adaptación es más complicada, pero todos los ucranianos hablan de la buena actitud de los gallegos y están muy agradecidos».
Durante el trayecto, los voluntarios de Balrial se encontraron con más ucranianos que emprenden el viaje de regreso al país en guerra. A bordo del bus del Banco de Alimentos Rías Altas viajó desde Galicia otra ucraniana más para volver a Ucrania. «A Natalia la conocieron en Vigo, en el programa de refugiados Accem, y cuando se enteró de que Alexandra y su familia se volvían a Ucrania quiso irse con ellas», señala María. Así, mientras unos regresan, otros siguen saliendo de su patria en busca de una nueva vida lejos del conflicto bélico. Prueba de ello es que la oenegé, que ya viajó a la frontera polaca el pasado mes de marzo en cinco furgonetas para recoger a 24 refugiados realiza el viaje para traer a otros 55 ucranianos desde Przemyl. El grupo será acogido en Maceda, Ourense.
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