Bajo el título ‘Perspectivas atlánticas na transculturación musical do Século XX’, el Consello da Cultura Galega ahondó el pasado día 21 en la figura del músico Carlos López García-Picos, en el transcurso de una jornada dedicada a poner en valor el trabajo de este compositor, director de corales y dinamizador, natural de Betanzos, quien pasó parte de su vida como exiliado en Argentina.

Referente del galleguismo bonaerense, García-Picos se integró plenamente en la vanguardia musical argentina y sobre su quehacer y el de Isidro Maiztegui se prodigaron durante el acto María Fouz Moreno, María del Carmen Lorenzo Vizcaíno y Javier Ares Espiño, quienes confrontaron una y otra figura. 

Asimismo, el catedrático de Música de la Universidad de Santiago de Compostela Carlos Villanueva, encargado de abrir la jornada, hizo una contextualización general de los músicos gallegos en la emigración americana.

También se presentó la publicación ‘Obras para violín e violonchelo’, con una parte importante del legado inédito del homenajeado, editada por Joám Trillo. 

La jornada, organizada por la Sección de Artes Escénicas, Musicais e Audiovisuais, abordó otros asuntos como el asociacionismo migratorio, los coros, el asociacionismo musical, la nostalgia de la tierra abandonada o los retornos a Galicia. 

Como colofón, se programó un concierto de violonchelo y piano con obras de Carlos López García-Picos, a cargo de la violonchelista Teresa Morales Diego y del pianista Javier Ares Espiño en el que se estrenó una pieza dirigida a su amigo Isaac Díaz Pardo. 

Incorporación al Álbum de Galicia

Con motivo del centenario de su nacimiento, el Consello da Cultura acaba de incorporar al Álbum de Galicia a esta figura comprometida con la causa gallega.

Fundador y presidente de la Asociación Galega de Compositores (AGC) y miembro fundador de la Confederación Española de Asociaciones de Compositores Sinfónicos (CEACS), es Javier Ares el encargado de glosar al músico en el Álbum, en el que explica que tomó su nombre artístico del segundo apellido de su padre, que fue quien lo introdujo en la pasión por la música. 

Exiliado en Argentina, Carlos López se integró pronto en los círculos musicales y culturales de la capital bonaerense y pronto consigue una beca de formación de la Embajada Cultural de Francia en Buenos Aires con la que se traslada a París a completar su formación y, de paso, a contactar con la colectividad gallega. Se Integró en la Casa Galicia de París, donde participó en la reorganización de su coro.

En el Álbum se refleja que el centro de su composición musical tuvo lugar a su regreso a Galicia, donde atendió los encargos de la Orquestra Sinfónica de Galicia, con composición de obras de cámara para grupos liderados por el clarinetista Jesús Villa-Rojo o la participación en una publicación de partituras del Curso Música en Compostela.

“Su estilo, siempre vanguardista, sigue fluctuando sin parar durante todos estos años. Pero podemos observar algunos ejes en los hechos inspiradores de su lenguaje musical: la Guerra Civil vuelve una y otra vez a su memoria, también están muy presentes las elegías a amigos fallecidos, los homenajes a los galleguistas de Buenos Aires o la naturaleza”, explica Javier Ares en la entrada.