A lo largo del pasado año, al menos 220 familias que hasta ahora vivían fuera de España, la mayoría en América o Europa, lograron ayuda para poder iniciar una nueva vida en Vigo, en parte gracias a un paquete de ayudas extraordinarias a emigrantes retornados. 

 

Se trata de un total de 392.000 euros, según explican en la Secretaría Xeral de Emigración, destinados a ayudar a los gastos extraordinarios derivados de su vuelta a la ciudad de Vigo para poder comenzar un proyecto personal en su propia tierra.

 

En paralelo, el mismo departamento de la Administración gallega concedió otras 36 subvenciones de autoempleo para personas que tras residir fuera de España durante un largo tiempo han decidido retomar su vida en la ciudad. En este caso fueron 139.000 euros los aprobados para proyectos vitales que pasan por crear pequeñas empresas, desde tiendas a restaurantes o incluso agencias de comunicación.

 

En el total de Galicia ascendieron a 8.153 los grupos familiares retornados que se sumaron a dicho programa. Los motivos para el regreso varían desde “morriña” a la tierra hasta profundas crisis sociales, económicas y políticas en los países donde han vivido hasta ahora, como ha pasado en el caso de Venezuela. 

 

Todas estas ayudas están canalizadas a través de las Oficinas Integrales de Asesoramiento y Seguimiento al Retorno en el acompañamiento y ayuda a los gallegos del exterior que decidieron retornar a Galicia y comenzar una nueva vida, a su vez cofinanciadas por el Fondo Social Europeo.

 

Para ello cuentan con personal técnico, jurídico y social especializado que se encarga de informar y asesorar a los gallegos del exterior y favorecer el retorno, así como de acompañar a los gallegos retornados y a sus familiares. Este equipo también explica  todos los programas de la Secretaría Xeral de la Emigración dirigidos a la diáspora, y comunican los temas relacionados con educación, formación, laboral y social, y mismo. En el caso de los familiares con otra nacionalidad, también asesoran en el campo de la extranjería, ofreciendo apoyo continuo, tanto presencial como telemático.

 

Prueba del interés por la “operación retorno" es que se realizaron por parte de las personas interesadas en asentarse en Galicia un total 29.286 consultas relacionadas con temas educativos (escolarización de menores, formación reglada, formación para el empleo, homologación de estudios); sociales como asistencia sanitaria, autorizaciones de residencia, ayudas económicas, prestaciones o vivienda; o laborales como información acerca del empleo por cuenta ajena o ayudas al autoempleo.

 

Una de las personas que recibió ayuda para un proyecto de autoempleo en su propia ciudad fue la joven periodista Ana Blanco, quien se enteró de la posibilidad de acceder a través de la Oficina del Emigrante Retornado de la Xunta en Vigo.  “Allí me informaron del programa para ayudar a jóvenes emprendedores que vuelven a Galicia después de haber estado años en el extranjero. En mi caso cumplía con todos los requisitos, pedí la subvención y me la concedieron”, explica.

 

“Me fui en 2011 a trabajar de voluntaria en Naciones Unidas y he vuelto”

 

Cuenta Ana Blanco que el objetivo de su agencia Rewire es que sus clientes cuenten con un equipo de profesionales que les apoyen en el desarrollo de sus tareas de comunicación. “Hoy en día esto puede llegar a ser extremadamente complejo. Cualquier campaña requiere expertos en desarrollo de contenidos, diseño gráfico y digital, gestión de redes sociales, desarrollo web o producción de vídeo. Nuestro valor añadido es que somos expertos en temáticas sociales y de desarrollo, y que tenemos capacidad de trabajar en árabe, español, francés e inglés”, explica la joven periodista “retornada”. Está convencida de que con estas bases y la ayuda conseguida podrán ser competitivos en muchos mercados y trabajar para organizaciones de carácter global. 

 

¿Cuánto tiempo llevaba fuera de España?

 

Me fui de España en el 2011 a trabajar como voluntaria en Naciones Unidas. Me ofrecieron un puesto en Paramaribo, la capital de Surinam (en Sudamérica). De ahí me mudé a Tailandia, Afganistán y finalmente a Nueva York. Después de cuatro años en la sede trabajando para el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, me mudé a Finlandia y finalmente a Vigo cuando empezó la pandemia. 

 

 ¿En qué consisten las ayudas que recibió  al regresar a Vigo?

 

Además de un monto económico, los que reciben las ayudas tienen la opción de formar parte de Merlo, un programa de mentoring donde te asignan un tutor para que te apoye en el proceso de montar tu empresa. En mi caso conté con la ayuda de un mentor que me ayudó a pensar en temas legales y financieros a tener en cuenta a la hora de montar mi SL. La verdad es que al ser recién llegada, estuvo bien tener ese apoyo. Siempre puedes contratar una gestoría, pero al ser parte de este programa, puedes hablar de los temas que te preocupan y pedir consejo a tu mentor. Hay mucha cercanía y empatía, lo que se agradece cuando estás empezando. 

 

 ¿Le ha valido de mucho?

 

Sí. En mi caso, a raíz de que tenía a alguien asesorándome desde el principio, pude tomar decisiones más rápido lo que me ayudó a tener en cuenta cosas en las que, a lo mejor, al principio, no piensas. Mi experiencia ha sido muy buena. También de cara a conocer a otras personas que están en mi situación. Tras diez años conviviendo con todo tipo de culturas, fue refrescante conocer a la comunidad internacional en Vigo. Faltan espacios que fomenten el intercambio de conocimiento entre empresarios pequeños. En otros países tienes aceleradores, invernaderos, que están en las ciudades, no en el extrarradio. Y eso da lugar a que barrios se conviertan en "hubs" de colaboración. Aquí todavía no he encontrado esos espacios.