(09/12/2021)
CARBALLO / LA VOZ
09 dic 2021 .
Las vacacionesnavideñas en casa de centenares (o más bien unos pocos miles, aunque fueron muchos más) de emigrantes de la Costa da Morte que residen en Suiza peligran. Es una tradición que tiene más de 50años, y que ya forma parte de los ritmos vitales y estacionales de casi todas las parroquias de la comarca durante el último mes del año. Antes, durante largos decenios, con la llegada masiva en coche, y ahora repartidos entre las cuatro ruedas y sobre todo los aviones.
De momento, desde hace unos días, es necesaria una PCR negativa para el regreso a Suiza. El sábado pasado, muchos viajeros se quedaron en tierra en el aeropuerto de Santiago al descubrir que les pedían esta prueba, acordada el día anterior, el viernes, y casi a última hora. Las redes sociales de los grupos de emigrantes en Suiza ardían entre quejas y lamentos. Además, tras llegar a Suiza, es precisa otra prueba de PCR o antígenos entre el cuarto y el séptimo día.
La molestia puede ser más o menos llevadera, pero además es algo caro. Dependiendo del cantón o de la persona consultada, las PCR en Suiza varían entre los 120 y los 180 euros. Multiplicado por dos (en Galicia suele ser más barato), precio final por persona, pero en una familia de cuatro miembros supone una cantidad muy alta.
Por otro lado, estos días se decidirá si se va a exigir también una PCR para entrar en España: más dinero. Lo que indigna en estos foros migratorios es que, además del elevado coste y de que las normas hayan cambiado en pocas horas, es que se esté exigiendo lo mismo para vacunados y no vacunados. Suiza lo justifica con su actual situación sanitaria, especialmente grave, con una media de nueve mil nuevos casos semanales y cerca de treinta muertes diarias en las fechas más recientes.
Carlos Canosa Fandiño es de Lires, Cee, y lleva muchos años de presidente del Centro Galego en Lucerna. También ve la situación algo compleja: «Moitos, sobre todo os que teñen nenos na escola, prefiren quedar, porque se empeoran hai que gardar corentena de dez días, e así non poden traballar e non lle pagan», así que eligen precaución. Además, «é todo un caos, porque as PCR son caras, e por riba non sabes se chas van dar a tempo para viaxar. Para o que ten rapaces, saír de viaxe nestas condicións é carísimo», señala.
En el elevado aumento de gastos coincide también Iván Morales, con origen familiar en Cabana y Lestón, y residente en Basilea. «Non é raro que unha familia teña que gastar ata mil euros a maiores con estas novas medidas», señala.
Estas medidas también afectan en Liechtenstein, que para todo tipo de medidas depende de Suiza. Manuel Figueroa, presidente del centro Santiago Apóstol, explica que la pandemia les está afectando no ya para viajar, que también, sino incluso para anular una actividad tan enraizada en el principado como es la fiesta anual, que tocaba hace más o menos dos semanas y hubo que cancelar por segundo año consecutivo. Tal y como están las cosas, «a xente non sabe que facer», si viajar o no viajar. Y además ven como están las cosas al otro lado de la frontera (solo hay que cruzar el Rin, a unos metros), ven el estado de las uci de Grabs, muy ocupadas, y les da respeto. «A xente en xeral está entre cabreada, deprimida e aburrida con todo isto e coas normas que van cambiando», añade.
También hay quien sí está decidido a viajar como tenía previsto, porque si a estas alturas se realizan cancelaciones «vai saír máis caro perder os billetes», señala Marina Cancela, desde Lucerna, quien explica que la incidencia del coronavirus está siendo bastante elevada en el país.
Las normas de Suiza no afectan solo a los emigrantes que viajan a Galicia (o a donde quieran) a la hora de volver. También a quienes están aquí y aprovechan las vacaciones para viajar a Suiza a encontrarse con sus familiares. Míriam Bértolo, de Tufións (Cereixo, Vimianzo), reúne ambas circunstancias), con sus padres que van a ir ahora, y ella misma que tiene previsto volar a Galicia después de Reyes. Asume que los gastos de las PCR van a ser inevitables. «E iso que estamos vacinados os tres!», añade.
El principal control se hace por avión, donde sin esos requisitos no es posible viajar. Otra cosa es por carretera, donde en teoría sería más sencillo pasar. «Eu penso que moita xente vai usar o coche, coma nos vellos tempos. Pero non só polo tema dos requisitos, senón para ter como moverse en caso de que cambien as restricións», indica. O en autobús, cuyos precios están oscilando mucho estos días. Flixbus, con varias conexiones semanales entre A Coruña y Suiza, vendía ayer billetes de ida a Ginebra por 68 euros para la próxima semana. Los vuelos también se van a incrementar, a pesar de todo, de nuevo con Edelweiss y sus conexiones de Zúrich con Santiago en estas fechas, a mayores de las habituales a Basilea, Ginebra y la semanal de Zúrich desde el domingo pasado.
Sobre el hartazgo general también habla Sebas Rojo, carballés-malpicán con empresa de transporte internacional y, junto a otros socios, otra de hostelería en Lausana. Cree que, pese a todo, «moitos van a saír igual».
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