ALESSANDRO DI MEO | Efe

El papa Francisco, en su gira por Grecia, visitó ayer el centro de migrantes en la isla griega de Lesbos, donde ya había estado hace cinco años, y criticó la indiferencia de algunos países europeos, antes de suplicar que se detenga «este naufragio de la civilización». «¡No dejemos que el mare nostrum se convierta en un desolador mare mortuum, ni que este lugar de encuentro se vuelva un escenario de conflictos!. Les suplico: ¡detengamos este naufragio de la civilización!», clamó desde el nuevo campo de Kara Tepe ante cerca 200 personas, entre los que se encontraban representantes de los refugiados, cooperantes y también la presidenta griega, Katerina Sakelaropulu, según informa Efe.

Tras haber saludado cariñosamente a numerosos migrantes durante un recorrido a pie, el pontífice lanzó un largo y duro mensaje en el que constató que las migraciones «son un problema del mundo», «una crisis humanitaria que concierne a todos», pero de la que nadie parece ocuparse, a pesar de que «están en juego personas, vidas humanas».

Francisco insistió mucho en visitar de nuevo Lesbos durante su viaje a Grecia para volver a poner el foco en la cuestión migratoria, aunque la situación del nuevo campo, en el que viven cerca de 2.200 personas, casi el 70 % afganos y un tercio de ellos menores, es algo mejor que el que visitó en el 2016 y que llegó a albergar más de 10.000 personas.