(17/07/2009)
F.G.S. - CANGAS Ya pasaron cuatro meses desde que el juzgado de instrucción de Pontevedra revocara la orden de expulsión del joven mauritano Hassane Moctar, acogido por una familia de Gandón, en la parroquia canguesa de Aldán. Pero desde el mes de marzo la situación del inmigrante no ha cambiado mucho, pues los continuos retrasos administrativos provocan que Hassane todavía no tenga su permiso de residencia. La situación empeoró más hace una semana, cuando la familia Veiga recibió en su buzón una carta de Inmigración denegando a Hassane su solicitud de arraigo. En la situación actual el joven no puede trabajar, pese a contar con dos ofertas laborales en embarcaciones de Aldán.
Los servicios jurídicos explican que la denegación se debe a que la Subdelegación del Gobierno no ha recibido una copia de la sentencia que anulaba la orden de expulsión de Hassane, principal argumento para concederle el arraigo. Ahora el joven tiene un plazo de un mes para subsanar esa deficiencia, aunque los asesores de la familia remitirán el documento en los próximos días, para que la administración estatal tenga constancia de que ya no está amenazado de expulsión.
Este recurso de reposición supone el último paso para agotar la vía administrativa. Los servicios jurídicos esperan que la contestación se produzca en un mes, “aunque en verano puede ser que se retrase algo más”. Si la respuesta es positiva finalizará el calvario por el que está pasando Hassane, y podrá empezar a trabajar, sin más reparos, que es el motivo que le trajo a España. En el caso de que la Subdelegación del Gobierno vuelva a denegar dicha solicitud sería necesario entrar en otro proceso judicial, lo que retrasaría demasiado la entrada del inmigrante, de 24 años, en el mundo laboral.
La vida cotidiana
De momento, Hassane aprovecha el tiempo libre para conocer mejor su futuro trabajo. De hecho, acude a las clases de la Escola Náutica de Bueu, aunque espera que el hecho de no tener arreglada toda la documentación no le influya a la hora de obtener el título. El joven también tiene tiempo para divertirse con su familia de acogida y sus amigos, que tanto le apoyaron cuando su orden de expulsión estaba en pie.
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