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La emigración en la memoria

(14/07/2009)

La emigración en la memoria

 

Un libro que se publica en otoño recoge la vida de exiliados republicanos, entre ellos la del moañés Manuel Vilariño

 
 
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Manuel Vilariño, en una de sus últimas fotos en Caracas. // X.M. 
 
 
 
 
 
 

Xurxo Martínez (Ferrol, 1964) es el responsable de Migración del sindicato CIG en A Coruña y es un rescatador de historias del exilio en Venezuela. En la actualidad trabaja en un libro, que se publica este otoño, en el que narra la historia de tres grandes personajes de la emigración, entre ellos la del moañés Manuel Vilariño Santomé, exiliado político que tras estar confinado en Canarias, escapó a Venezuela en un pequeño barco con otras 61 personas, sin casi comida, ni cartas de navegación. Vilariño, ya fallecido, es protagonista con el Padre Barral (Ourense) y Vázquez Gayoso (Lugo)

 
 

CRISTINA G. - MOAÑA Vivió veinte años en Venezuela y retornó a Galicia en agosto de 2003. Durante todo este tiempo en América, Xurxo Martínez asegura que tuvo la suerte de conocer a muchos de los personajes que son objeto de su trabajo. Ahora ultima su libro "Ilegais. Da dictadura franquista á democracia venezolana. 1940-1958". La publicación, que verá la luz este próximo otoño y cuya investigación se realizó con una subvención de la Secretaría Xeral da Cidadanía Española no Exterior, recoge la vida de tres "grandes" de esa emigración forzosa, hoy ya fallecidos. Manuel Vilariño Santomé (Moaña, 1916), Padre Basilio Barral (Ourense, 1901) y Jesús Vázquez Gayoso (A Pontenova, Lugo, 1909).
Xurxo Martínez recuerda a Manuel Vilariño: "Eu falara con él varias veces, e contarame da preguerra en Moaña, do sindicato Fraternidade Marinera que dirixía un dos seus irmáns e do que formaban parte todos os irmáns Vilariño Santomé, Cándido, José Antonio, Jesús e o propio Manuel, chagando a escribir artigos no xornal sindical contra a pesca con dinamita". Todos los hermanos Vilariño fueron detenidos, recuerda el escritor, "despois do golpe de Estado contra a legalidade democrática o 18 de xulio de 1936. Manuel é condenado a cadea perpetua e Jesús, anarquista de acción, segundo a sentenza, foi condenado a morte e fusilado". El resto de la vida de Manuel empezó aquí. Fue trasladado a la isla de San Simón y cuando remata la Guerra Civil en 1939 "son vaciadas as cárceres franquistas para meter a todos os presos republicanos prisioneros dos fascistas de Franco". Vilariño, en lugar de ser liberado es confinado en 1940, sin documentación y por tiempo indeterminado, a las Islas Canarias, con otros miles de ex presos republicanos. Cuenta este sindicalista que en Canarias, Vilariño decidió pilotar un barco, el "Express", y atravesar con 61 personas en 80 días el Atlántico, sin cartas de navegación, con apenas comestibles, sin documentación ni permisos. Su meta era llegar a Venezuela, país que desde 1945 reconocía la legalidad republicana, en el exilio, y rompió relaciones con la dictadura franquista.
En el pirmer tramo de la travesía hasta Senegal, murieron dos personas de las que iban abordo y en una fuerte tormenta, relató que perdieron el mástil central y optaron por echar lastre (agua y alimentos) ante el riesgo de hundirse en medio del océano. Sin comida llegaron a Barbados y después a Venezuela. Xurxo Martínez recopila la trágica historia de Manuel cuando en 1948 un golpe de Estado acaba con el presidente de izquierdas, Rómulo Gallegos: "Racha a lúa de mel dos republicanos exiliados".
El "Extress" arribó a Venezuela y las fuerzas de seguridad impiden desembarcar a estos exiliados republicanos ante el temor de que acudieran a defender al gobierno de Rómulo. Vilariño y otros pasajeros son internados en el campo de concentración de Guasina, en el Delta Amacuro.
La vida de Vilariño es la de un personaje de novela, Durante su estancia en un hospital, y según investigó Xurxo Martínez, conoció a un misionero que visitaba a los enfermos y le preguntó al moañés si era gallego: "Vilariño contestou que sí e o Padre Barral comentoulle que el tamén era galego. Non lle creeu, pero o misionero comenzou a cantar o himno galego e Vilariño acompañouno".
El autor de "Ilegais..." cuenta en su libro que la presencia de este misionero gallego, orensano, en las misiones de los indidos warao, fue determinante para la libertad de todos estos prisioneros. La denuncia de las condiciones ilegales en las que estaban recluidos los inmigrantes ilegales llegó a la ONU y Venezuela recibió una condena.
Junto al importante papel del Padre Barral, Xurxo Martínez destaca en su libro el de otro gallego, el cónsul de la República española ante Venezuela entre 1945 y 1949, el lugués Jesús Vázquez Gayoso. Gracias a su intervención, miles de inmigrantes irregulares fueron liberados de los campos de internamiento. Fue la "esperanza".

 

 

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