La vida en un limbo electoral

(22/04/2019)

La vida en un limbo electoral

La emigración relata desde diversos países las trabas que les impiden poder votar

Ni pueden votar en el país en el que se han asentado, ni tampoco logran hacerlo en el suyo. Viven en un limbo electoral, como lamentan, además de estar convencidos de que a los partidos no les interesa que participen en las urnas y que desde el extranjero se pueda llegar a cambiar el resultado de unos comicios.

«Los españoles que conozco en Orlando no votan. Nunca nos ha llegado información alguna, nada sobre el voto rogado o cómo funciona, ni tampoco en el consulado cuando te inscribes o haces alguna gestión», relata Sandra Carrión, residente en Estados Unidos. Asegura que ni en persona en la oficina consular de Miami, a 360 kilómetros, ha conseguido que le faciliten el proceso. «Te hacen un copiapega de la web del ministerio, nada más». Sandra compara la situación de la colonia española con la de Colombia o Ecuador. «Ellos van al consulado, presentan su tarjeta censal y votan en el día con una única gestión y yo llevó once años sin poder votar», lamenta para describir las lagunas del sistema que le han impedido contar con la documentación a tiempo. «¿Dónde voto yo entonces? E impuestos sí que pago. Es frustrante», deplora.

Daphne Payá tiene claro que son muchos más de 2,5 millones los españoles con derecho a voto que residen en el extranjero, como señala la Oficina del Censo. Vive al sur de Chile. Y del grupo de veinte españoles que conoce solo ella y otro emigrado están inscritos en el consulado. «Debemos de ser por lo menos el doble los españoles emigrados», calcula subrayando que los no inscritos ya no tienen derecho a votar. La documentación de respuesta a su ruego para votar le llegó el 9 de abril, cuando el plazo se había acabado el 30 de marzo. «El matasellos era del 5 de marzo», dice preguntándose cómo puede tardar en llegarle más de un mes un sobre certificado. Está inscrita en el consulado de Antofagasta, a 5.000 kilómetros, por lo que no se plantea ir allí a reclamar.

Ariadna Grilo certifica que a muchos españoles que están en Roma «no les ha llegado la documentación o las papeletas». Estudiante de Erasmus en la capital italiana, la joven viguesa asegura que en el consulado «ni te cogen ya el teléfono; es un desastre», critica para relatar que conoce casos de otros compañeros en otros puntos de Europa que se están encontrando también múltiples dificultades para poder votar. «En mi grupo la mayoría no sabe qué pasos tiene que dar», concluye preguntándose por qué no se puede votar aún a través de Internet o por qué a ella le llegó por correo la documentación de otra española que ni siquiera conoce.

Desde el norte de Islandia, Atamán Vega le da vueltas a cómo es que su esposa podrá votar y él no, pese a haberse dado de alta ambos el mismo día en el consulado, que además está en Oslo, con lo que cualquier trámite requiere de varias jornadas de viaje y estancia y un alto coste. «Hay tantas trabas que los españoles que conocemos aquí han perdido ya el interés en votar», asegura.

Mariaje Murillo Lage ultima los preparativos para irse a trabajar a Suecia. «Todo menos poder votar», dice porque ni estará en España ya el día de las elecciones ni ha podido rogar el voto por no hallarse inscrita aún en ningún consulado. «Estoy en un limbo y ni puedo delegar mi voto ni hacerlo por medio alguno. Es una vergüenza», concluye.