Bulgaria, Grecia y Turquía firmaron ayer un acuerdo en Sofía para crear un centro de intercambio de información en tiempo real, con el objetivo de frenar la inmigración clandestina y el contrabando. El centro de colaboración policial y aduanera se ubicará en el puesto fronterizo de Kapitan-Andreevo, entre Bulgaria y Turquía, aunque su creación queda pendiente de que el acuerdo sea ratificado ahora por los parlamentos de los tres países.

Es uno de los problemas más acuciantes que comparten estos países con fronteras comunes. Turquía acogió a 2 millones de inmigrantes, entre ellos 1,7 millones de refugiados sirios, según datos facilitados por el ministro turco del Interior, Sebahattin Östürk, que lamentó que la Unión Europea solo haya destinado 300 millones de dólares para afrontar los gastos que suponen.

Bulgaria edificó una valla de 30 kilómetros y desplegó policías para limitar la entrada de inmigrantes clandestinos procedentes de Turquía, una medida insuficiente. Junto con Grecia, el país se enfrenta a una explosión del número de inmigrantes rumbo a Europa Occidental y procedentes de las zonas en conflicto.