A diferencia de lo que ocurría antes de la crisis, cuando las comunidades extranjeras más abundantes eran las procedentes de América Latina, hoy la mayor parte de la inmigración procede de Europa: 39.823 son ciudadanos de la Unión Europea y otros 2.172 pertenecen a otros países del continente europeo. En este sentido, de los 97.689 que viven en la comunidad, el 43% -unos 41.995- tiene pasaporte europeo frente al 40% que representan los 38.121 vecinos originarios del continente americano. Los portugueses son, con diferencia, los europeos que más se animan a cambiar su residencia a Galicia con 18.645 casos, seguidos de los 9.200 rumanos que habitan en la comunidad y los 3.526 italianos. De América destacan Brasil (8.146), Cuba (6.943), Venezuela (3.202) o Argentina (2.773). Por otra parte, de África proceden solo 12.905 personas -el 13%-, de Asia 4.707 que suponen el 4% y de Oceanía apenas un centenar que no representan ni siquiera el 1% de los extranjeros que residen en Galicia.

El desplome de la llegada de los extranjeros se produce, casi sin excepción, en todos los destinos de origen salvo casos puntuales y llamativos como el de Nigeria desde donde llegaron 23 extranjeros más en el último año, al pasar de 596 a 619. La diferencia es mucho menor y casi anecdótica en Nueva Zelanda, que aportó cuatro inmigrantes más -de 14 a 19-, y Rusia y Tailandia con tres casos más en un ejercicio y que cuentan con 623 y 35 ciudadanos respectivamente viviendo en Galicia. De Eslovaquia, Gambia y Liberia solo hay un extranjero más en la autonomía que en 2013. Las estadísticas del INE también revelan que en la comunidad gallega no habita ninguna persona con nacionalidad de Arabia Saudí o Lietchestein, solo uno de Chipre y dos de la República Democrática del Congo.