Así, ha indicado que existe una «cultura del exceso» que ha llevado a que se persiga el beneficio personal a costa del bien común, lo que, a su juicio, ha provocado un distanciamiento entre la población y los políticos y empresarios. «El Gobierno suizo ha fracasado a la hora de convencer a la gente de los méritos del sistema. Nuestros ciudadanos creen que el mercado libre causa más daños que beneficios», ha indicado Schneider-Ammann.

«Existe una ruptura de la confianza entre los empresarios los ciudadanos y la élite política», ha argumentado, antes de recalcar que el Gobierno «no busca un mayor aislamiento».

En este sentido, el ministro ha manifestado que «la política y la élite económica sólo pueden ser aceptadas y comprendidas en caso de que presten suficiente atención al bien común». «No estoy contento con el resultado de la votación, y el Gobierno tampoco. Aún no somos capaces de entender todas las consecuencias del resultado del referéndum», ha remachado Schneider-Ammann.

La propuesta ha sido aprobada con un 50,3 % (1.463.954 votos), frente al 49,7 % que la ha rechazado (1.444.438 votos), según datos oficiales, es decir una diferencia de 19.516 votos. La participación ha sido del 56,5 %.

La propuesta ha logrado además el apoyo en una mayoría de los cantones que conforman la confederación suiza, otra de las condiciones necesarias para su aprobación.

El 'Sí' a la imposición de restricciones a la inmigración ha contado con el apoyo de mayoritario de la población en las regiones germano e italoparlantes, mientras que el 'No' ha ganado en las zonas francófonas del oeste del país.

La propuesta formulada por el Partido Popular «contra la inmigración en masa» busca reintroducir las cuotas de entrada de extranjeros en el país y renegociar con la Unión Europea los términos del acuerdo sobre la libre circulación de personas, conocido como Acuerdo de Schengen.

La medida afectaría a los hasta 80.000 trabajadores extranjeros --tres cuartas partes de ellos procedentes de países de la Unión Europea-- que llegan cada año a Suiza desde la introducción hace 15 años del acuerdo de libre circulación con la UE.

De acuerdo con el texto de la iniciativa, Suiza y la Unión Europea tendrían un plazo límite de tres años para renegociar el acuerdo de libre circulación. De no concretarse una modificación, el pacto quedaría anulado, y afectaría gravemente a otros acuerdos relacionados con el bloque europeo.