Significa que trabajadores, familiares, supervivientes o dependientes legales beneficiarios, «que habitualmente residan» en alguno de esos estados «recibirán el mismo trato que los nacionales». Todo eso sin que influya donde resida el beneficiario, de tal modo que las prestaciones las recibirá sin merma alguna en el país donde viva.
Cientos de caboverdianos llevan años trabajando en A Mariña. Pese a su integración en el mercado laboral y en la sociedad mariñana, han dedicado muchos esfuerzos a tratar de que se reconozcan su situación y sus derechos.