Intentar saltar la valla de Melilla, mil euros por persona

(12/08/2013)

Intentar saltar la valla de Melilla, mil euros por persona

La entrada por tierra en la ciudad autónoma está controlada por mafias

Escrito por:

a. togores/ M. C. C.

redacción / la voz  11 de agosto de 2013  

 

El salto a la valla de Melilla no es fácil. Ni barato. Un inmigrante irregular que intente entrar en España a través de la frontera de la ciudad autónoma con Marruecos deberá, además de poner en juego su vida, pagar entre mil y mil quinientos euros a las mafias que controlan esta actividad.

Según fuentes policiales, estas bandas criminales captan a sus clientes en Marruecos, en su gran mayoría personas de origen subsahariano. Una vez pagado lo acordado, los inmigrantes son trasladados hasta el monte Gurugú, situado a pocos kilómetros de la valla y donde, en condiciones infrahumanas, aguardan hasta que son avisados para iniciar el asalto.

Las diferentes intentonas que se realizan no son espontáneas, sino que el momento y el lugar concreto de la valla donde tienen lugar son indicados por miembros de estas mafias, quienes, tanto desde el lado español como desde el marroquí, vigilan la frontera que separa ambos países a la espera de detectar un punto débil desde donde iniciar el salto.

Una vez enfrente de la valla, comienzan los riesgos para el inmigrante. Primero, deben superar un talud cubierto de alambre de espino. A continuación, tienen ante sí dos empalizadas de seis metros de altura y coronadas también con alambre de espino y, si logran superar estos obstáculos, les esperan otras dos empalizadas de más de dos metros de alto. A todo esto hay que unir la presión que ejercen las guardias fronterizas de ambos países para impedir su paso.

Debido a estas dificultades, la mayoría de los que lo intentan no lo consiguen y tienen que regresar al monte Gurugú a esperar un nuevo asalto. Por su parte, los que logran entrar en Melilla no oponen resistencia a los agentes que intentan detenerles e incluso se personan en la comisaría de la Policía Nacional a sabiendas de que, una vez en manos de las autoridades españolas e iniciados sus expedientes de expulsión (cuyos trámites burocráticos se alargan durante años), serán enviados al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla y, desde allí, a centros situados en la península, los cuales abandonan pasado poco tiempo desde su llegada y se les pierde definitivamente de vista.

Presión política

A pesar de que desde el Gobierno lo niegan, fuentes policiales afirman que el aumento de las últimas semanas de los asaltos es fruto de una estrategia de presión política de Marruecos respecto a España y a la UE. Al parecer, desde hace años, el Gobierno magrebí relaja puntualmente sus controles fronterizos para forzar nuevos convenios de colaboración (con sus respectivas ayudas económicas), aunque en este caso todo apunta a que están tratando que los aranceles de sus productos hortofrutícolas sean rebajados.