Pero no siempre ha sido así. Tras las Segunda Guerra Mundial, cuando el Reino Unido precisaba de más mano de obra, casi 200.000 jamaicanos llegaron de golpe a un país donde prácticamente no había gente de color. Notting Hill fue una de las barriadas ocupadas por los caribeños y los enfrentamientos con la policía y la población blanca no tardaron en ocupar las portadas de los periódicos. Era un barrio rough (término inglés para describir un lugar duro, inhóspito), afirma el emigrante gallego José Nieto. Notting Hill era básicamente territorio comanche.
Los gallegos, seres capaces de mutar ante las desavenencias de la vida, fueron junto con los portugueses la siguiente comunidad extranjera en deshacer las maletas en Portobello. De hecho, muchos de los negocios que hoy regentan nuestros paisanos eran antes cafés o peluquerías jamaicanas. Gallegos y caribeños llegaron a una especie de acuerdo de convivencia. Poco a poco los gallegos ganaron peso en el barrio, gracias en parte al instituto español, donde según el profesor Xaime Varela «a principios de los 90 al menos un 85 % del alumnado eran hijos de gallegos».
Portobello es conocido hoy como Little Galicia. Restaurantes, bares de copas, lavanderías, hoteles, tiendas gourmet, peluquerías... el número de negocios regentado por gallegos es sorprendente. La nueva oleada de inmigración pone a la capital inglesa al frente de las ciudades extranjeras más pobladas de Galicia. Antonio, vicepresidente del Centro Gallego durante 12 años, lo resume en una frase: «Aquí, en Portobello, se habla gallego».