La España anterior a la crisis era igual de pesimista que la de los seis millones de parados. Entre 2007 y 2008 el paro había crecido tres puntos y los españoles, sin imaginarse el crack de la caída de Lehman Brothers, veían nubarrones. Solo el 14,1% esperaba que en un año las cosas cambiaran a mejor. El 34,9% imaginaba que todo seguiría igual y un 41,9% pensaba que la situación económica empeoraría. Cinco años después, estas cifras apenas han variado, pero los sondeos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sí que dibujan un panorama diferente.
Entre los quince problemas más mencionados por los encuestados, hoy aparecen categorías como los bancos, los recortes o los desahucios. A nadie se le ocurría mencionarlos cinco años atrás. La inmigración, el terrorismo y la inseguridad ciudadana eran los desvelos de la España próspera. Por delante, eso sí, se situaban el paro y los problemas de índole económica.
El desempleo encabezaba la lista en 2008. Era el principal problema para el 62,2%. Hoy lo es para el 82,4%. Los problemas económicas aparecían y aparecen en segundo lugar: antes de la crisis le preocupaba al 54,2%; en la España resacosa al 34,9%. Las diferencias empiezan a partir de la tercera posición. A tres de cada diez españoles le inquietaba la inmigración. En cinco años se ha reducido hasta el 1,5%. Pasa lo contrario con la corrupción y el fraude: Hoy es el tercer problema con 30,7%. En marzo alcanzó su máximo histórico -44,5%-, más incluso que en la época de los GAL. Mientras los hoy juzgados hacían y deshacían negocios a su antojo, solo un 0,4% parecía percatarse de ello.
Los cambios empiezan en la tercera posición y siguen en el cuarto. ETA había dejado atrás la tregua dinamitada en Barajas y preocupaba al 18,6%. Un 0,4% dice hoy temer a los terroristas. En la misma medida, la vivienda ha pasado de la quinta posición (18,4%) a la duodécima. Ahora alarman los desahucios: casi dos puntos más, según el CIS de mayo. La inseguridad ciudadana ha bajado de la sexta posición (11,5%) a la decimotercera. Con la clase política ocurre lo contrario. Si antes de que estallara la crisis era mencionada por el 7,6%, en séptima posición, durante 2013 ha llegado a superar el 30% y ocupa el cuarto lugar.
Otros asuntos como la sanidad, la educación o los problemas de índole social se mantienen entre los quince primeros de esta comparativa, con alguna variación. Y hace cinco años los problemas relacionados con la calidad del empleo eran mencionados por el 6,4%, en séptimo lugar. Un porcentaje que ha ido cayendo hasta el 1,3 actual.