Prejuicios, beneficios e inmigración

(10/06/2013)

Prejuicios, beneficios e inmigración

JOSÉ MANUEL ESTÉVEZ-SAÁ  / elcorreogallego.es.

Lunes 10.06.2013

HOY día las barreras geográficas tradicionales se diluyen, y las fronteras ideológicas y espirituales se redefinen. En los últimos tiempos se ha producido un notable trasvase de personas de Sur a Norte y de Este a Oeste. Pero las razones que motivan estas migraciones no siempre atienden a razones económicas, sino también afectivas y culturales. La necesidad de emigrar por causas monetarias se combina ahora con aspiraciones personales de diversa índole. Y la inmigración de la supervivencia cohabita con aquella que trae consigo a profesionales altamente cualificados deseosos de mejorar sus expectativas laborales, y dispuestos a contribuir al desarrollo de la economía que los acoge.

Todo esto, que en el marco de una economía saludable significaría la constatación de un mundo que ha pasado de ser multicultural a transcultural y transnacional, en el contexto de crisis actual muestra su peor cara. El desprecio al extranjero se agudiza, los movimientos racistas y xenófobos delatan su existencia, y los radicalismos políticos brotan por doquier. A los inmigrantes de otros contextos religiosos se los mira con recelo, a los más pobres se les asocia con la delincuencia, a los que llegan con baja cualificación se les acusa de provocar la bajada de los salarios, y a los que traen bajo el brazo el título que certifica su capacidad y su talento se les acusa de usurpar puestos de trabajo. Pero no es cierto. Que actos de terrorismo aislados sirvan para generalizar el odio hacia toda una cultura es tan desproporcionado como pensar que si uno o varios de nuestros trabajadores no cumplen en su puesto de destino, todo el país del que proceden es vago, ineficaz e incumplidor.

La columna del sábado la escribía en Irlanda, la de ayer la enviaba desde Rumanía. Dos países que saben de emigración. El primero pasó de exportar emigrantes a importarlos, y ahora, de nuevo, a despedirlos. El segundo los mandaba a Europa, sobre todo a España e Italia. Hoy acoge su regreso para reenviarlos a Rusia y hacia el Este. Crucé Europa pensando en el plan de Reino Unido para frenar a los inmigrantes, en el rechazo que estos generan en Francia, y en la marginación a la que ya se ven sometidos incluso en Suecia. Entretanto, el Instituto Ortega y Gasset y Princeton revelan que el 80% de los inmigrantes nacidos en España se siente españoles; y el Senado de EEUU invita a la Cámara de Representantes a debatir su reforma migratoria toda vez que el Proyecto Hamilton, el Consejo Nacional de Investigación, el Instituto de Política Económica y la Oficina de Presupuestos del Congreso señalan que lo que aportan económicamente los inmigrantes al país es muy superior a los gastos que generan, que contribuyen a aumentar el salario de los nacionales, y que una vez asentados crean más puestos de trabajo que los locales por resultar más eficientes y emprendedores.