Carballo. Una cena para recordar el equipo de fútbol alemán

(15/01/2013)

Una cena para recordar el equipo de fútbol alemán

Autor:

Harry Dorial

Fecha  15/01/2013

Hace 41 años, justo en el mes de enero, un grupo de jóvenes emigrantes, la mayor parte gallegos, creaban, junto a otros de la zona, un equipo de fútbol en un pequeño pueblo cerca de Dortmund, en Alemania. Al club, de nombre Westhefen, tuvo recorrido, casi hasta la entrada de los años noventa. Y no era el típico club de amigos que se reúnen de vez en cuando a echar la pachanga, algo muy común en Suiza, por ejemplo, sino uno federado, de liga regular y exigente, más o menos equivalente a nuestra Regional Preferente. Sus jugadores no eran solo gallegos: había algunos alemanes, italianos y de otras nacionalidades.

De aquella larga experiencia, que ayudaba a mantener a raya la nostalgia, estimulaba la camaradería y además permitía mantenerse en forma, queda un grupo de amigos que, de vez en cuando, se reúnen para recordar los viejos tiempos. No solo de los que estaban sobre el césped, sino los que también colaboraban como socios.

El sábado se citaron por cuarta vez en este tiempo, y en esta ocasión el lugar elegido fue el restaurante Aldeola de Cerqueda. Juntaron a 36 personas en total, buena parte de ellos de Carballo y comarca, pero también vinieron a propósito de lugares más lejanos, como Santander, el Bierzo leonés, A Coruña, Ferrol, Vigo o Pontevedra.

El hecho de que se celebre en Carballo obedece en buena medida a que uno de los organizadores, Jesús Suárez Pallas, que perteneció al equipo hasta 1988, es carballés.

Como curiosidad, de aquella época aún quedaba dinero guardado en una caja de ahorros, fondos que vinieron muy bien para ayudar a sufragar la cena.

El caso de este grupo de amigos que trabajó en Alemania en los años duros (y a menudo felices) de la emigración española, recuerda a los clubes que otros gallegos crearon sobre todo en torno a Ginebra (Cerceda y Tordoia destacaron en esta zona, y aún lo hacen) y Berna, además de otras en pequeñas localidades. Y, si la emigración sigue por el camino que va, a lo mejor se repite.