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Vigo. El paro y la mejoría en sus países llevan al 80% de los inmigrantes latinos a plantearse el retorno

(12/11/2012)

El paro y la mejoría en sus países llevan al 80% de los inmigrantes latinos a plantearse el retorno

 

Cruz Roja constata el "aumento" de consultas tras la primera oleada de regresos - El padrón municipal registra 845 residentes sudamericanos menos que en 2008 - "Allí hay trabajo y aquí las expectativas no son buenas", resumen

farodevigo.es/ Domingo 11 de noviembre de 2012

 
 
Norma Miranda ultima su retorno a Paraguay tras seis años cuidando a ancianos y niños en la ciudad. // Rodrigo Otero
 
 
 

 

 

 

 

 

Norma Miranda ultima su retorno a Paraguay tras seis años cuidando a ancianos y niños en la ciudad. // Rodrigo Otero 

 

 

CARLOS PREGO A Flori Villasanti se le quiebra la voz al otro lado del teléfono. Se obliga a una pausa y prosigue con su acento paraguayo: "llevo seis años viviendo en Vigo y la situación aquí es cada vez más difícil. Hace unos meses regresaron a Sudamérica mi marido y mis hijos de dos y nueve años. Yo conservo mi empleo, así que me quedé para afrontar los gastos de su viaje. Si todo va bien también yo volveré en abril". Su relato es el telón de fondo de cientos de familias afincadas en la ciudad. Según estimaciones de la Asociación Madres Latinas, Cruz Roja y varios colectivos locales, el 80% de los inmigrantes sudamericanos que llegaron a Vigo en la pasada década atraídos por el "boom" económico se plantean o gestionan ya el retorno a sus patrias. En las oficinas de información encabezan las consultas las familias de origen argentino, uruguayo y paraguayo.

Las estadísticas explican la tendencia: de este lado del charco una tasa de paro que frisa el 26%. Del otro, naciones como Argentina o Brasi, en pleno despegue económico. "En Argentina hay trabajo y aquí las expectativas no son buenas. Eso, sumado a que allí tienes el apoyo de tu familia, decide a muchos a volverse", explica Lorena Lores, presidenta de Argentinos en el Exterior. Por si las comparaciones no fuesen claras, gobiernos de Latinoamérica ofrecen facilidades para el retorno. Y es que "volver" no sale barato. "Entre los billetes y el alquiler de contenedores para trasladar sus pertenencias, a una familia puede costarle miles de euros", ilustra Lois Pérez Leira, de la agrupación argentina. Otros, como Melba Berríos, del colectivo nicaragüense, ven "demasiado alto" el 80% y remarcan el peso del "arraigo".

Buen termómetro de lo que ocurre en la calle es la oficina de emigración de Cruz Roja. " Las solicitudes de asesoramiento son numerosas", constatan. En lo que va de 2012 solo sus técnicos gestionaron 82 retornos -entre ellos 5 familias viguesas-, aunque reconocen que la cantidad "sería muy superior" si las ayudas que reciben del Gobierno central para costear su labor estuviesen despejadas. "Cada vez son más los que quieren retornar", corrobora una de sus empleadas que remonta el "repunte" a 2011. La tendencia sorprende al conocer la evolución de los últimos años. Según las estadísticas del Concello en 2008 estaban empadronados en Vigo 9.392 emigrantes americanos. A fecha de hoy son 8.547. Prueba de que la decisión depende de cómo ven las familias la economía de sus patrias es que en naciones con finanzas menos boyantes, como las africanas, la tendencia es opuesta. De los 1.248 que residían en la ciudad en 2008 se subió, en 2012, a 1.528. La inmigración europea también ganó 1.500 residentes impulsada por portugueses y rumanos. Pepin Dius, coordinador de Aida África, desvela que "entre 2009 y 2012 regresaron a sus países de origen unos 10 emigrantes; los africanos prefieren aguantar aquí pese a la crisis porque la situación en sus naciones es mucho peor". A ello se suma el elevado coste de un pasaje al continente.

No todos los que deciden abandonar España vuelven a "casa". Marlene Ventín, del colectivo brasileño, aclara que parte de sus compatriotas con nacionalidad española buscan su futuro en países europeos más saneados, como Reino Unido, Francia, Dinamarca u Holanda. "Conozco el caso de dos familias que en un mes se trasladaron a Londres sin planes previos; los que tienen la nacionalidad hacen como muchos españoles... Buscan mejores oportunidades". Otra cuestión "clave" son las prestaciones sociales. "A algunos les frena el hecho de que conservan su trabajo y pueden seguir ofreciendo unas condiciones favorables de educación a sus hijos. Si estos factores cambian, seguramente cambiaría también su pensamiento", lanza Ventín.

¿Quién se queda? Las familias cuyo proyecto vital se desdibuja lejos de Galicia. "Se trata de emigrantes con hijos que han crecido aquí y no quieren marcharse, tienen lazos con esta tierra", explica Viviana Vera, del Centro Cultural de Paraguayos residentes en Galicia. También Pérez Leira retrata el fenómeno del retorno argentino. "La mayoría llegó entre 2001 y 2002, con el Corralito, eran de clase media y buscaban huir de la crisis"-relata- "las personas que ahora afirman que les resulta imposible retornar son aquellas que han solicitado créditos o tienen hijos que se educaron aquí". Según sus estimaciones solo un 20% afirma "con rotundidad" que no está en sus planes retornar. Otro 20% sigue con expectación el desenlace de la crisis. La inmensa mayoría juzga sin embargo que la economía de su nación ha cambiado desde los tiempos del ex presidente de la Rúa.

Hacer las maletas no es fácil. Ni siquiera para volver. Luisi Mota, responsable de la Asociación Madres Latinas, lamenta que "muchas familias se están desestructurando". "Te encuentras con casos en los que los miembros de una misma casa tienen que separarse, es algo muy triste", relata Mota. Y es que cuando se opta por cambiar de país no es extraño que se haga de manera escalonada. "Primero se va el padre o la madre para juntar dinero y después se intenta llevar al resto". Con frecuencia, los progenitores lidian en el proceso con jóvenes educados en Galicia reacios a retornar a una realidad que desconocen. Desde Madres Latinas apunta otro factor que marca los retornos. "Muchos regresan con sin nada y eso es algo que su idiosincrasia no les permite. Salen a hacer las Europas y al volver necesitan sentir que han logrado algo: darle una buena educación a sus hijos, disponer de ahorros... algo, un valor".

Regreso con mi pareja española; no hay trabajo"

Norma Miranda vuelve a Paraguay tras seis años en Vigo ante la falta de oportunidades
 
C. PREGO "En febrero le dije a mi pareja, española, que me volví a Paraguay. Aquí tengo un millón de amistades y me duele en el alma dejar esta ciudad, pero no hay trabajo. Antes de que acabe el año regresaremos los dos". Norma Miranda tiene 52 años, lleva seis viviendo en la ciudad y, hasta finales de octubre, trabajaba cuidando a ancianos y niños en los hogares. En semanas su nombre se sumará a la larga lista de los inmigrantes a los que la crisis ha obligado a hacer las maletas y retornar a sus países. Junto a su pareja ya ha adquirido dos billetes de avión por 2.400 euros y alquilado un contenedor de 120 euros para trasladar sus pertenencias.
"Ganaba poca cosa y solo trabaja hasta el medio día. Mi intención es instalarme como modista en Paraguay", relata Miranda. En Latinoamérica le esperan sus hijos y también amistades fraguadas aquí. "Hay muchos españoles en el país", anota.
Flori Villasanti pone rostro a otra familia que ha tenido que virar su rumbo ante la falta de empleo. En 2006 llegó a Vigo, encontró trabajo como empleada del hogar y a los pocos meses logró traerse a su marido e hijo de Paraguay. Aquí tuvieron un segundo retoño. Él se empleó en la construcción hasta que el paisaje de grúas y andamios empezó a escasear por las calles de la ciudad. En septiembre tomaron la decisión. "Se marcharon los tres y yo me quedé para cubrir el coste del viaje", continúa esta joven de 27 años.
"Es una situación difícil, pero llega un momento en el que ves que no te alcanza lo que ganas e incluso miras con miedo el final de mes. Simplemente no sabes si vas a tener lo necesario para pagar el alquiler". Ahora confía en reencontrarse con su familia en Latinoamérica en abril. "Quería pasar las fiestas con ellos, pero el billete de ida y vuelta en avión es carísimo, cuesta 2.300 euros". "Allí empezaremos de cero, pero al menos tenemos el apoyo de nuestros parientes y una casa".
Entre las últimas familias en abandonar Vigo figura la de Jorge García -nombre ficticio-. El viernes él, su mujer y su hijo pequeño dejaron el apartamento que ocupaban en la ciudad para tomar un avión rumbo Perú. "Trabajaba en la pesca pero llevo dos años sin empleo y aunque lo he intentado todo no encontré trabajo", relata. "¿Si tenemos amistades aquí? Claro que sí, pero debemos irnos, ya lo han hecho muchos". García habla claro porque conoce bien la realidad de España. Aunque reside desde hace tres años en Vigo antes lo hizo en diferentes ciudades del país. "En todas está complicado", zanja.

 

 

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