El comisario europeo de Empleo y Asuntos Sociales, Laszlo Andor, destacó hoy la necesidad de políticas de inmigración destinadas a facilitar la movilidad laboral de los trabajadores cualificados de terceros países, con vistas a cubrir las necesidades de sectores con carencia de este tipo de mano de obra.
El comisario se pronunció así durante su intervención en una conferencia sobre la mejora del acceso a información del mercado laboral para los inmigrantes y los empleadores, celebrada hoy en Bruselas.
A su juicio, en la UE "no se valora de forma satisfactoria" la importancia de los inmigrantes para los mercados laborales, mientras que Europa "sigue siendo menos atractiva" para los trabajadores altamente cualificados ante otros destinos como EEUU, Canadá o Australia.
"El mayor problema de la UE en la actualidad es la baja demanda laboral debido a las incertidumbres que afectan a las compañías", señaló Andor.
Por ello, señaló la necesidad de compatibilizar las medidas destinadas a "movilizar todo el potencial laboral de la UE" con "una política migratoria que abra caminos para los trabajadores inmigrantes cualificados".
En este sentido, recordó que la estrategia Europa 2020 apuesta por "aprovechar mejor el potencial de los trabajadores inmigrantes que ya residen legalmente en la UE, a la vez que abre el camino para nueva inmigración económica en sectores adicionales donde se detectan carencias de trabajadores cualificados", subrayó el comisario.
En concreto, Andor hizo hincapié en "reducir la brecha de falta de información" entre los empleadores, los servicios de búsqueda de empleo y los inmigrantes.
Los inmigrantes se enfrentan a menudo a "muchas dificultades" para acceder a la información, mientras que una parte considerable de las ofertas de puestos de trabajo cualificado parten de pymes "que disponen de medios humanos para gestionar los recursos humanos o no tienen acceso a información del mercado laboral", señaló.
El comisario recalcó la "urgencia" de medidas en este sentido, para hacer frente al "desafío" que supone el envejecimiento demográfico de la población europea combinado con el descenso previsto en la llegada de mano de obra con estudios superiores.
"Europa debe ser capaz de responder con rapidez a las necesidades emergentes de los sectores más competitivos", destacó Andor, quien advirtió del riesgo de que la UE "pierda oportunidades" en un entorno global cada vez más exigente.
