Un viaje de 3.200 kilómetros para ejercer el derecho al voto

(17/09/2012)

Un viaje de 3.200 kilómetros para ejercer el derecho al voto

Estudiantes gallegos que viven en Tromso tienen que ir a Oslo, a 1.600 kilómetros, y piden al embajador una alternativa

Autor:

maría cedrón

Localidad:

redacción / la voz

Fecha

¿Votar o no votar? ¿Hacer un largo viaje desde la puerta del polo norte hasta Oslo, la capital noruega, o no hacerlo? Esa es la cuestión que se plantean un grupo de media docena de estudiantes gallegos que viven en Tromso, la capital ártica del norte de Noruega, ante la cita electoral del 21 de octubre en Galicia. La razón es que, según explican en una carta remitida al embajador de España en Oslo, tanto sus obligaciones como estudiantes como su economía no les permiten recorrer los 1.600 kilómetros que separan esa ciudad de la capital noruega, sede de la embajada española, para poder pedir certificado para el voto por correo de electores temporalmente residentes en el extranjero. De ahí que de facto comiencen a sentirse «privados de nuestro derecho al voto», dicen en la carta.

Además, solicitan al embajador que ponga en marcha «algún mecanismo que nos permita iniciar el trámite de solicitud del voto por correo, ya bien sea comisionándolo a algún funcionario para que podamos acreditar en el consulado de España en Tromso, ya sea por cualquier otro medio que nos facilite el ejercicio efectivo de este derecho», añaden.

Durante el anterior Gobierno socialista, el Ejecutivo de Zapatero articuló una norma pensada, sobre todo, para que los erasmus que iban a pasar un curso al extranjero pudieran ejercer el derecho al voto. La mayoría conservaban el censo en su localidad de origen y por ello se pensó en esta nueva modalidad. Para poder beneficiarse de la norma los votantes han de presentarse personalmente en la oficina consular o embajada correspondiente para pedir el certificado para el voto por correo de este tipo de electores.

El problema con el que se han topado esta media docena de estudiantes, según explican en la carta, es que el consulado de Tromso «no está funcionando, a pesar de que en la página web del Ministerio de Asuntos Exteriores aparece como consulado activo». Esa es la razón que les obliga a tener que desplazarse hasta Oslo para poder realizar toda la tramitación correspondiente con el gasto que ello supone en un Estado como Noruega.