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'A muchas familias que dicen ser liberales les cuesta aceptar una pareja mixta'

(13/06/2012)

'A muchas familias que dicen ser liberales les cuesta aceptar una pareja mixta'  
Martes, 12 de Junio de 2012

Patricia Morén

Por Ilier Navarro. Los matrimonios de conveniencia son una minoría y la gran mayoría de parejas mixtas, es decir, formadas una persona española y otra extranjera, se casan por amor. Sin embargo, las dificultades empiezan desde las familias, que no aceptan con facilidad a parejas de este tipo en su núcleo familiar, y continúan hasta las instituciones, que examinan con lupa la autenticidad de su relación. Todo ello aderezado con las diferencias culturales en la convivencia. Hoy, 12 de junio, se conmemora en Estados Unidos el 'Loving Day'. Tal día como hoy de 1967 cesó la prohibición de los matrimonios interraciales. Por ello, RedInmigrante.es ha hablado con la periodista especializada en salud, Patricia Morén, autora del libro 'Parejas de Colores' (Editorial Océano), para conversar sobre cuáles son las barreras con las que se encuentra una pareja mixta. Y ella sabe de esto, porque está casada con un sij que conoció en 2003.

RI: ¿Qué fue lo que te motivó a escribir este libro?

PM: Buscaba libros relacionados con el fenómeno de las parejas mixtas en lengua castellana, con un enfoque de ensayo, práctico o de autoayuda, que tratara sobre los problemas, retos y oportunidades o aspectos positivos de las uniones interculturales, pero no los hallé. Libros testimoniales como 'No sin mi hija', 'Un burka por amor' o 'La masai blanca' versan sobre casos reales de uniones interculturales, pero siempre a partir de experiencias muy extremas y negativas. Frente a estos, yo pretendía aportar un contrapunto positivo de la realidad de las parejas mixtas y, sobre todo, llenar un vacío en sus bibliotecas, ya que hasta ahora no tenían un libro que abordara todos los problemas que se pueden encontrar en las primeras citas, la convivencia, para casarse o por tener culturas y religiones distintas.

RI: ¿Cuáles son las principales barreras institucionales con las que se encuentran las parejas mixtas?

PM: Son las concernientes a la formalización de la vida en pareja, es decir, el matrimonio. Casarse en España requiere la búsqueda de documentos y requisitos extra respecto a las parejas formadas por dos contrayentes españoles. Hay que tener en cuenta que el miembro inmigrante de la pareja no siempre puede ir a su país para reunir toda esta documentación, por lo que debe pedirle a su familia que lo haga por él, con el agravante de que estos 'papeles', como la partida de nacimiento o el certificado de estado civil, caducan a los pocos meses y, si están en otra lengua, se tienen que traducir por un intérprete jurado. Todo esto supone tiempo y dinero. Si, por el contrario, la pareja decide casarse fuera de España, en el país del contrayente extranjero, se encuentra el problema al regresar a España, cuando pretende inscribir el matrimonio celebrado en el extranjero en el Registro Civil Central, que está en Madrid. Es un proceso lento. Puede llevar dos o tres años y convertirse en un auténtico via crucis. Además de todo este papeleo, las parejas mixtas pasan por un examen para demostrar la autenticidad de su matrimonio que les genera una gran ansiedad y estrés y tienen la desagradable sensación de ser prejuzgadas, como si hubieran cometido un delito, cuando los matrimonios de conveniencia son una minoría y la gran mayoría se casan por amor. Los trámites del matrimonio son sólo un ejemplo de la discriminación administrativa que existe hacia las uniones binacionales. Los Estados, las leyes y el discurso de la mayoría de los políticos van por un lado, se encuentran bastante anquilosados, mientras que la sociedad está demostrando que va por otro lado.

RI: ¿Y qué hay de las barreras sociales y familiares?

PM: Estas barreras persisten. En ambos entornos –social y familiar-, aún existe miedo a lo desconocido, lo que se traduce en racismo y clasismo; y un marcado peso de la tradición cultural, lo que lleva al círculo que rodea a la pareja mixta a pretender la asimilación del miembro extranjero de la pareja, es decir, que éste se desprenda de toda su tradición cultural y asuma la del país de acogida como la propia. Las identidades híbridas nos molestan y nos crean inquietud. Tanto es así que, cuando llega la hora de la verdad, a muchas familias que se jactan de ser liberales les cuesta aceptar una pareja mixta en su núcleo familiar.

RI: Tu pareja es un chico sij, ¿es difícil convivir con las diferencias culturales?

PM: Como explico en el libro, convivir con las diferencias culturales es más difícil al principio de la relación, etapa en la que los dos miembros de la pareja se están conociendo y, por lo tanto, surgen más malentendidos y roces culturales. Con el tiempo, se llega a una adaptación y entendimiento por parte de ambos miembros de la pareja. Se produce un encaje y una negociación sobre distintos aspectos de la convivencia que reduce el número de estos roces culturales. Pero, como también expongo, el 'ramalazo cultural' siempre puede reaparecer en momentos cruciales de la vida de pareja, en especial, cuando llegan los hijos y hay que educarlos.

RI: ¿Cómo se da todo esto en las parejas mixtas homosexuales?

PM: Desconozco el caso de las parejas mixtas homosexuales, pues he centrado el libro 'Parejas de colores' en las parejas mixtas heterosexuales, ya que he preferido ceñirme a la realidad que conozco en primera persona. No obstante, imagino que aún debe ser más duro y difícil para ellas, sobre todo si uno de los dos miembros pertenece a un país en el que ser homosexual está penado o mal visto. Supongo que para su familia debe ser doblemente arduo descubrir y aceptar que tiene un hijo o hija homosexual y que se case con un extranjero o miembro de otra cultura, etnia o religión, también homosexual.

RI: Tú invitas a las personas a vivir el amor sin prejuicios y sin fronteras, ¿es fácil hacerlo hoy en día?

PM: Vivir el amor sin prejuicios y sin fronteras aún es difícil. A mí, aún me cuesta. Como digo en el libro, todos llevamos un hatillo, una mochila de prejuicios y aprendizajes culturales, que nos inculcan desde muy pequeños y que nos acompaña toda la vida. Nos resulta muy difícil desprendernos de ella pero, como en el Camino de Santiago, siempre es posible dejar algo y sustituirlo. Para seguir llevando la mochila y no cansarnos en exceso ni colapsarnos durante el camino de la vida, podemos dejar algunas cosas aprendidas, desaprenderlas y sustituirlas por otras nuevas que hayamos aprendido. Para amar sin prejuicios es fundamental romper nuestras fronteras interiores. Una vez que se está seguro o segura de la relación se puede batallar contra los innumerables obstáculos administrativos y burocráticos de los Estados, la oposición de las familias y el rechazo de la sociedad que aún se encuentran muchas de estas parejas.

RI: ¿Estás preparando algún otro proyecto relacionado con la inmigración?

PM: La inmigración es una nueva área de trabajo en la que me he embarcado y que considero de sumo interés presente y futuro. Tengo algunas ideas a las que aún estoy dando forma mentalmente y, en cuanto disponga de cierto tiempo para llevarlas a la práctica, sí me gustaría escribir otro libro relacionado con las parejas mixtas, pero probablemente centrado en un aspecto más concreto (el actual ofrece una pintura general de todas las áreas en las que puede chocar una pareja mixta, tales como la religión, la comunicación, la lengua, el lugar de residencia, la decisión de casarse y cómo hacerlo, la convivencia, etcétera). De todas formas, más que hablar de inmigración, creo que deberíamos empezar a hablar todos de mestizaje, porque diluye las diferencias y, por lo tanto, los motivos de conflictos entre comunidades. Ese es el enfoque diferencial que he tratado y trataré de imprimir a mis escritos. Los inmigrantes no van por un lado y los ciudadanos autóctonos por otro. Aunque a algunos les cueste asimilarlo, las sociedades tienden al mestizaje. Prueba de ello es que en los últimos años en España se han formado muchísimas parejas mixtas.    

RI: ¿Qué le dirías a una persona a la que se le presenta la posibilidad de tener una cita con una persona de otra raza, cultura, país o religión?

PM: Acéptala. Prueba y, si te gusta la persona, inténtalo. En una palabra: arriésgate. Tienes poco que perder y mucho que ganar. La convivencia con una persona de otra cultura no siempre es fácil, pero puede que tampoco lo sea con una persona de tu misma cultura. ¿Y si fuera el amor de tu vida?

 

 

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