Al menos 180.000 españoles vivirán los próximos cinco años bajo los designios del presidente de la República francesa que salga de estas elecciones, según el censo oficial de la Embajada de España en París. La crisis también ha llegado a Francia, pero sus consecuencias no son aún dramáticas. Las empresas galas se proponen contratar durante este año a 230.000 personas y los profesionales españoles se han lanzado de nuevo a la emigración.
La mayoría tienen entre 25 y 40 años y titulación universitaria. En el 2011 llegaron más de 6.369, los que se inscribieron en el Consulado de París, casi el doble que en el 2010 y el triple que en el 2007. Los datos son parciales puesto que no todo el mundo cumple con la formalidad de pasar por el registro.
Las empresas francesas buscan en general un alto nivel de cualificación y consideran el inglés obligatorio. Los ingenieros son los más solicitados, tanto en su especialidad industrial como informática.
Urko Picaza, ingeniero electrónico bilbaíno de 30 años, llegó a París siguiendo a su pareja y, tras un año dedicado a aprender el idioma, se decidió a meter su currículo en Internet. Enseguida contactaron con él cinco empresas y una lo contrató. Está contento porque «las condiciones para el trabajador son bastante mejores que en España, se nota la fuerza de los sindicatos; se gana más, se trabaja menos horas y hay ayudas para el transporte y la comida».
Los informáticos están tan solicitados que Sogeti, una de las empresas líderes, invitó a esquiar durante dos días a los aspirantes a cubrir los 50 puestos de trabajo que tenía disponibles.
Frente a la crisis del sector del automóvil, se expanden la aeronáutica y las infraestructuras del transporte. La industria aeroespacial tiene problemas para encontrar los 13.000 trabajadores cualificados que necesitará este año. Solo Airbus prevé la creación de 4.000 empleos en el 2012. Compiten con la multinacional McDonald?s como campeones en la creación de empleo en Francia.
Especialidades
También hacen falta analistas financieros, auditores y expertos en la gestión de empresas. Ahí ha encontrado su hueco Javier Echeverría, un madrileño de 35 años que decidió cruzar los Pirineos al quebrar su empresa de espectáculos cuando los ayuntamientos dejaron de repartir subvenciones a la cultura. Llegó hace cuatro meses, encontró trabajo como recepcionista de noche en un hotel y antes de cobrar su primer sueldo ya lo han ascendido al departamento comercial. Más que su licenciatura en Arte Dramático, le han ayudado sus estudios de márketing y los cuatro idiomas que domina. «Fue muy duro, pero la verdad es que no me puedo quejar», comenta.
Los franceses necesitan también médicos y enfermeras, y técnicos relacionados con la construcción, un sector que cobra en Francia el auge perdido en España. Buscan sobre todo arquitectos y aparejadores para dirigir proyectos. Los puestos de albañiles se los reparten los europeos del este, los magrebíes y los subsaharianos.
«Venir a Francia es lo menos aventurero de la aventura de dejar el propio país»
-¿Quiénes son estos nuevos emigrantes que llegan ahora a este país ?
-Hay un poco de todo. Mucho técnico, sobre todo ingenieros e informáticos, y también economistas y arquitectos. Mucho menos en el terreno de las humanidades, donde el mercado laboral francés es mucho más restringido. En general, coinciden con las necesidades del mercado laboral francés.
-¿Continúan llegando representantes de la emigración tradicional?
-Muy poco. Lo que ha cambiado radicalmente es el concepto de emigración. Desde hace unos años, con la progresiva consolidación del concepto de ciudadanía europea, en el que España fue pionera, deja de tener sentido la noción de emigrante. No somos emigrantes en Francia, somos ciudadanos con plenitud e igualdad de derechos. Eso es lo que ha cambiado profundamente. La conquista de esos derechos ha sido una lucha permanente de la emigración española.
-Los descendientes de los emigrantes de hace décadas están sin duda mucho mejor preparados?
-Los hijos de los emigrantes tradicionales se han incorporado plenamente a la sociedad francesa y están mucho mejor de lo que estaban sus padres. Muchos optaron por la nacionalidad francesa para ser ciudadanos de pleno derecho. Pero a raíz de la ley de memoria histórica ha habido recuperaciones de nacionalidad, unos pocos miles de expedientes en los tres años que ha durado la experiencia, aunque los medios del consulado no han aumentado. Por eso tampoco tenemos estadísticas. Nos faltan recursos para informatizar los datos.
-¿Qué es lo que anima actualmente a los jóvenes profesionales españoles a venir a instalarse en Francia?
-Lo más atractivo es que es el país europeo al que más nos parecemos por estructura mental, lógica del idioma? una serie de factores intangibles que hacen que la vida en este país sea bastante fácil. Es mucho más complicado en otros países como Alemania. Venir a Francia es lo menos aventurero de la aventura de dejar el propio país.
