-Varias de las reformas laborales que se están acometiendo en Europa se presentan como una lucha entre los que tienen un trabajo y derechos desde hace años y los jóvenes desprotegidos. ¿Lo ve así?

-Países con un bajo desempleo juvenil, como Holanda y Austria, también tienen altas tasas de empleo en los mayores de 55. Es posible tener un mercado laboral integrador si se impulsa la inversión en capital humano, se ofrece protección durante las transiciones entre trabajos y si se potencia la movilidad.

-En Galicia, tradicionalmente tierra de emigrantes, cada vez más jóvenes tienen que emigrar para buscarse la vida.

-Irse fuera es parte de la solución al desempleo en Galicia, pero hay más cosas además de la movilidad. Saber idiomas y estar preparado para buscar oportunidades en otros países puede ayudar, pero no se puede centrar la atención ahí, cuando las principales causas del desempleo son otras.

-¿Cuáles?

-Una economía de burbuja que es difícil de corregir en el corto plazo. También está la inmigración. Hay grandes dificultades para mantener o crear puestos de trabajo, pero España todavía recibe un número muy grande de inmigrantes y eso es un reto para el Gobierno.

-En sus presupuestos, el Gobierno prevé más de 600.000 nuevos parados este año pese a que se ha adoptado una reforma laboral que Bruselas consideró positiva. ¿Hay que resignarse a esas cifras?

-Por supuesto que no, son inaceptables. España tiene que preocuparse de por qué no se han encontrado políticas eficaces desde el 2008. Hace meses estuve en Galicia, pero también en el País Vasco, que tiene la mitad de paro que la media española. Tienen otras políticas, usan mejor los fondos europeos, hay flexibilidad. Hay que aplicar esas políticas y apostar por innovación y educación y modelos que en otros países sí funcionan.