Ante la perspectiva económica, inmigrantes extracomunitarios se plantean como alternativa retornar a sus países de origen. En 2010, se fueron 22.100 con ayudas del Gobierno y más de 3.000 engrosan las listas de espera.

Para aquellos que hayan cotizado a la Seguridad Social y estén en el paro, se impulsó un paquete de ayudas para que volvieran con el subsidio de desempleo y subvenciones para el billete. Es el Abono Anticipado de Prestación a Extranjeros (APRE). Se tarda en tramitar unos 10 días desde que se notifica a Interior y se recibe un 40% del dinero en España y un 60% en el país de origen.

Colaboración con ONG

Además, en 2010 se introdujeron por primera vez ayudas para montar un negocio. Es el retorno mejorado o productivo que gestiona la Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración con varias ONG. En sus países la mayoría opta por montar "peluquerías, lavanderías, talleres de reparación de automóviles y motocicletas, pequeñas tiendas de productos de alimentación", explica la directora de Integración de los Inmigrantes del Ministerio, Estrella Rodríguez.

La tercera vía es por atención social, destinada a quienes acreditan seis meses de residencia y no tienen ingresos. Esta línea, gestionada por los servicios sociales municipales, ha pasado de tener una media de 1.500 retornos anuales, a más de 6.000 desde 2009.

Para Rodríguez, la causa del aumento es clara: "La crisis económica", que ha hecho que haya listas de espera, que "nunca habían existido". La mayoría son irregulares y en 2010 predominaron los bolivianos (477), argentinos (325), brasileños (281) y ecuatorianos (225). Los que se van podrán regresar en un periodo de dos años y se les conserva la antigüedad.

"Ésta es una visión de los inmigrantes como trabajadores y no como personas con familias y proyectos", señalan desde CC OO de Cataluña, que apuntan un "fracaso" de los planes, pues los extracomunitarios prefieren "quedarse aquí y asegurarse su futuro" y no priorizan sólo lo económico.

"Muchos temían no ver la compensación al llegar allí"

Martín José Palomino, peruano de 31 años, llegó a España en 2008. "Trabajé de camarero, conserje, dependiente... fue muy gratificante", recuerda. Pero en 2010 se juntaron varios factores: "La crisis europea iba a peor, mi contrato laboral vencía, y me decían que en Perú estaba mejorando la situación". Se apuntó al programa de Retorno Productivo de Movimiento por la Paz (MPDL). Con 11 compatriotas, recibió asesoramiento y un capital semilla de 2.000 euros. En junio montó El Sanguchón en Lima, y ya está pensando en abrir otro local. Aunque había intentado el reagrupamiento familiar en España, está satisfecho de que el reencuentro con su mujer y sus hijos haya sido allí: "Muchos temían no ver la compensación al llegar allí, pero la mandan en el tiempo que dicen".Sus compañeros, nueve hombres y dos mujeres, han puesto en marcha proyectos dispares: de una empresa de eventos a una granja de cuyes. 

"Ya no tengo 20 años, y ya no ahorraba"

Lucy Murillo, colombiana de 44 años, regresa a Bogotá seis años después. Allí va a montar una bodega de licores en el barrio de Santa Rita, también de la mano de MPDL. Deja en España a su marido, taxista, y vuelve con sus hijos. "Ya no tengo 20 años, y ya no ahorraba, no hay trabajo", explica Murillo, que en España cuidó niños y ancianos y fue operadora telefónica. Con experiencia previa en comercio y local propio, no descarta volver a España algún día, dejando a una persona al cargo de su negocio.