«Es muy duro dejar a un hijo de pocos meses para emigrar»

Muchos lugares de su ciudad utilizan el azul y amarillo. Pero él eligió el color esperanza, que es el que mejor combina con la emigración. Néstor Fabián Jara (34 años) es natural de Luque (Paraguay). Cuenta con edificios muy lindos, como el de la Confederación Sudamericana de Fútbol y el Aeropuerto Internacional Silvio Pettirossi. Fue ahí donde este joven emprendedor paraguayo se subió a un avión hace casi tres años rumbo a Vigo y con la ilusión de mejorar su futuro, aunque no lo tuvo fácil para empezar.

Le faltaba poco para obtener la licenciatura en contabilidad cuando se puso a trabajar. Precisamente, era en algo que le resultaba familiar. Llevaba las cuentas de un supermercado. Se había casado en el 2005 y fruto de esa relación tuvo un hijo que ahora tiene tres años y medio. «No vivía mal, pero en mi país los sueldos son mucho más pequeños. Al cambio, en guaraníes, ganaba poco más de 200 euros al mes, por lo que buscamos la forma de progresar y nos animamos a probar fortuna en España», explica.

Pertenece a una familia de seis hermanos (cinco hombres y una mujer) por parte de su madre. La mayoría trabajan. Precisamente, a uno de ellos lo empleó Fabián de panadero en el mismo supermercado.

El hecho de que se dirigiesen a Vigo no fue por casualidad. Resulta que ya había venido antes una cuñada. «Primero se decidió mi esposa a viajar, aunque tuvo que dejar a nuestro hijo con tres meses, al cuidado mío y de los abuelos. Yo me reuní con ella ocho meses después. Es muy duro dejar a un hijo de pocos meses para poder emigrar», manifiesta.

Primer empleo

Su primer trabajo cuando llegó aquí fue en una tapería, lo que le permitió legalizar su situación en nuestro país. Aunque, para ello, tuvo que regresar a los pocos meses a Paraguay. Todo por culpa del papeleo. Retornó de inmediato para continuar en el curro.

Su esposa había sido contratada en el servicio doméstico, pero aún le quedaban fuerzas para un empleo más, como cocinera durante los fines de semana. Pero, desde este nuevo año, se quedó solo con el primer trabajo.

También a su marido le cambió la vida, tras su nuevo empleo de camarero en la cafetería Mus, en O Calvario, durante un año y tres meses. «Tenía contacto con un compatriota y entre los dos barajamos la posibilidad de montar un negocio de este tipo. Arrendamos un local que antes era pizzería restaurante. Pero había estado parada durante ocho meses. La verdad es que nos costó un montón, porque estamos en plena crisis y nos exigieron un aval de 12.000 euros en efectivo, aparte de pagar el alquiler y deducir otros gastos de gestiones. Aporté los ahorros que había conseguido con mi esposa. Y mi compañero puso una parte para la inversión en el equipamiento de la cocina. Pero no necesitamos pedir préstamo alguno a los bancos», argumenta.

El bar se llama Punto de Encuentro y está situado en el número 21 de la calle Jenaro de la Fuente. Aunque solo lleva tres meses funcionando, Néstor Fabián se muestra optimista. «A finales de este mes saldaremos la deuda por las obras que hemos hecho en el local. Pero es muy importante que hayamos logrado aguantar en esta situación económica tan crítica», afirma.

Además de las consumiciones típicas de cualquier bar, también tiene la especialidad de la empanada paraguaya para todos los compatriotas que suelen acudir en gran número los fines de semana. «Tampoco descuidamos la cocina española, porque también nos visita la gente de Vigo y muchos inmigrantes de otros países», señala.