El constante retorno de los emigrantes gallegos está generando un nuevo colectivo que no deja de crecer en Galicia. Es el formado por los hijos de los emigrantes que, aunque nacidos en el extranjero, cuentan con pasaporte y plenos derechos ejercidos ya de manera presencial con la fijación de su residencia en la comunidad.

La revisión del padrón hecha pública ayer constata que dicho grupo alcanza ya los 103.361 integrantes, formando en su mayoría la segunda generación de una emigración que en los años sesenta y setenta eligieron Centroeuropa como horizonte para tratar de mejorar económicamente.

Junto a ellos, otros 139.880 residentes en Galicia proceden de alguna otra autonomía española, mientras que 180.012 personas más han optado por mantener su residencia dentro de la comunidad, pero en una provincia distinta a la de su nacimiento. El grado de autoctonía de la población gallega se sitúa ahora en un 87,4%.